sábado, 31 de marzo de 2007

FILTRACIONES, JEFES Y ESTRATEGIAS

Algo extraño ha sucedido en torno al segundo control antidroga. El tiempo transcurre veloz, pero nada se sabe del resultado (como si yo no lo supiera, vamos). No obstante, dos o tres semanas más tarde me llegó información de mano de una fuente cuya fiabilidad está fuera de toda duda. Tal y como esperaba el resultado era POSITIVO.

La situación se ha visto complicada por la casual coincidencia de toda esta historia con un proceso administrativo vital para mi continuidad laboral. En principio ambos procesos no deberían entremezclarse, pero las circunstancias así lo han querido.

En ese contexto hace pocos días fui llamado, no por el jefe de mi departamento como la vez anterior, sino por otro de ámbito superior. Casualmente este hombre, tal y como él mismo me hizo saber, también se encarga de la política antidrogas en mi centro de trabajo (una de las circunstancias a las que me refería al final del párrafo anterior).

Mi conversación con él fue mas bien un monólogo por su parte (yo sólo decía: sí, ajá, sí...) en el que vinculó directamente los dos procesos antes citados, y condicionó el segundo (continuidad
laboral) al primero (abandonar el consumo de Cannabis).

Me vino a decir que era absurdo que prosiguiera con mi proceso administrativo de continuidad laboral si no dejaba de consumir... En realidad las palabras exactas fueron muy claras: 'Tienes que cambiar'... ¡ojo al dato con esto!

Siempre diplomático, y tratando de ser respetuoso, con frases del tipo 'no soy nadie para meterme en tu vida', también me dijo que yo era libre de seguir adelante con mi proceso de continuidad laboral y, a la vez, seguir consumiendo Cannabis. No obstante también me advirtió de que, si elegía esta opción, poco menos que los siete jinetes del Apocalipsis caerían despiadadamente sobre mí y destrozarían mi vida para siempre (sus terribles plagas irían desde inquisitoriales procesos judiciales y pérdida de mi empleo hasta cargar sobre mis hombros el pesado sanbenito* de un expediente que me convertiría de por vida en una especie de 'marginado social').

Mientras salía del despacho, el agradable aroma de una primavera anómalamente precoz iba despejando ese maremagnum de ideas y pensamientos que danzaban anárquicamente en mi cabeza. Como pocas veces en mi vida, me encontraba entre la espada y la pared. La hora de la resistencia pasiva llegaba a su fin. Serían las ideas, la estrategia personal y la toma de decisiones por mi parte las que entrarían ahora en escena.

*sanbenito: era un tipo de hábito amarillo con una cruz roja de San Andrés, que la Inquisición española obligaba a llevar a los castigados o imputados en un proceso, y a sus familias, para que la gente supiera que eran personas 'poco deseables'. Evidentemente, estas personas y sus familias, aún no estando probada su culpabilidad, se convertían en auténticos excluídos sociales, y sus descendientes ya no podían recibir la misma educación que los 'cristianos puros'.

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